Epístola consolatoria por la muerte de un amigo
Datos Generales
Carta para consolar al rey Luis IX de Francia por la muerte de su hijo y heredero.
Título del libro: | Epístola consolatoria por la muerte de un amigo |
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Título original del libro: | Epistola consolatoria de morte amici |
Autor Original: | Vicente de Beauvais |
Introducción y estudio preliminar: | Javier Vergara Ciordia; Francisco Calero Calero |
Traducción: | Javier Vergara Ciordia; Francisco Calero Calero |
Editorial: | Universidad Nacional de Educación a Distancia-Biblioteca de Autores Cristianos |
Plaza de Edicion: | Madrid |
Año: | 2006 |
ISBN: | 84-79-14-202-2 |
Páginas: | 315 |
Precios: | Formato papel: 9.50 € |
Ficha Catalográfica
Vicente de Beauvais nació a finales del siglo XII y falleció en torno a 1264. Se formó en París y, poco después de la fundación de la Orden de los Predicadores, ingresó en la misma. Poco se sabe de su vida aunque debió ejercer la docencia dentro de la orden de los dominicos. Lo que sí es seguro es que Vicente de Beauvais tuvo mucha influencia en la corte real de Francia, ya que la reina Blanca de Castilla lo escogió como preceptor de su hijo, el rey Luis IX de Francia. A juzgar por la vida del rey Luis IX, este monarca puso en práctica las enseñanzas que, de forma oral y por escrito, el fraile Vicente de Beauvais le enseñó. A petición del monarca, compuso a mediados del siglo XIII el Speculum maius, una enciclopedia dividida en cuatro partes donde el fraile buscaba condensar todo el conocimiento de su época. También compuso obras teológicas y otras obras dedicadas a la instrucción de los hijos del rey y de los nobles, que son De morali principis institutione y De eruditione filiorum nobilium, que constituyen las partes de una obra mayor inconclusa. Vicente de Beauvais interrumpió la redacción de esta obra, precisamente, para escribir la Epistola consolatoria ad Ludovicum regem de morte amici, con el fin de consolar al rey, que perdió en enero 1260 a su hijo y heredero.
La Epístola es una obra que Vicente de Beauvais escribió con el fin de consolar al rey Luis IX de Francia por la muerte de su hijo y heredero en 1260. La obra se divide en tres partes, que tratan (respectivamente) sobre la muerte como proceso natural, la situación del purgatorio y el infierno y la virtualidad del estado celestial. La primera parte es un intento de presentar la muerte como antesala de la vida. Vicente de Beauvais se apoya para ello en las consolationes clásicas grecorromanas y paleocristianas que consideran el cuerpo como una cárcel que aherroja y marchita la vida y de la que solo nos liberamos con la educación moral, la educación intelectual y la gracia. El autor es consciente del desafío que supone buscar consuelo en la muerte, sobre todo desde la individualidad psicológica de cada persona. En los primeros cinco capítulos del libro se presenta a la muerte como una gracia especial de Dios, el cual habría llamado consigo al hijo del rey Luis IX para llevarse al cielo un alma noble que disfrutase de la felicidad eterna y a la que quiere ahorrar y evitar los peligros e iniquidades de la vida terrenal. También presenta al rey la idea de que la muerte de su hijo es una prueba para que aprenda a encauzar justamente los afectos del amor humano. En definitiva, la muerte puede consolarnos si consideramos el mayor bien de la gloria celestial y la liberación de los peligros e iniquidades del mundo.
Pero el autor no ignora que la realidad humana es esencialmente un yo psicológico y pasional envuelto en una realidad de afectos que es necesario dirigir y encauzar y, de este modo, en el capítulo tercero desarrolla todo un tratado psicológico sobre los afectos ante la muerte, donde intenta discernir entre lo erróneo y negativo de la tristeza y el legítimo dolor producido por el amor de compasión. La tristeza (como lo veían también otros muchos autores medievales) es presentada como un pecado o vicio que impide querer, por lo que hay que procurar no compungirse hasta entristecerse, ya que esto es inútil y es un efecto nocivo y especialmente desordenado. Por el contrario, el dolor que se experimenta y las lágrimas vertidas deben ser sin esa tristeza, porque no hay desconfianza sino alegría serena por el destino glorioso del difunto. Las almas cercanas a Dios deberán sentir todavía mayor pena por el pecador vivo al que le falta la prudencia del arrepentimiento y un dolor todavía mayor por las almas que irremisiblemente se condenan. En los capítulos cuarto y quinto, Vicente de Beauvais reflexiona sobre la muerte de los justos. La muerte de los injustos no tiene consolación posible, por lo que concluye que la muerte debe ser esperada, recordada, aprendida y nunca llamada. Así, sabremos vivir rectamente para poder alcanzar la patria celestial.
En la segunda parte de la epístola (capítulos sexto a noveno) se elabora todo un tratado de escatología donde se estudian las situaciones que se presentan a las almas al abandonar el cuerpo, y de qué modo los moribundos pueden reaccionar ante la llegada de la muerte. Vicente de Beauvais sigue la tradición patrística, y plantea cómo la muerte es un desafío para el moribundo que ve cómo la unión natural de alma y cuerpo van a romperse, y este hecho es más dramático en las personas que han tenido una vida donde han predominado las pasiones corporales o afectivas. El autor describe las cuatro posibilidades que inexorablemente se le presentan al hombre después de la muerte, de acuerdo a la misericordia divina y los méritos de la vida (salvación, condenación eterna, purgatorio y limbo para los niños sin bautizar).
La última parte de la epístola es la más larga (capítulos X al XVI) y en ella se hace una descripción del estado celestial o visión beatífica de Dios. Vicente de Beauvais plantea la respuesta a tres preguntas clave: qué es el cielo, cómo es la felicidad celestial y cómo son los cuerpos en la eternidad. Estos temas ya habían sido abordados ampliamente en la teología cristiana desde los tiempos de la patrística, y Vicente expone una síntesis con gran abundancia de citas. Lo propio del hombre es conocer, y lo propio del Cielo es conocer a Dios. De ahí se deriva el segundo de los bienes celestiales: el amor. Así, al conocer de forma inmediata al bien (Dios) el alma que goza de su presencia lo ama de forma absoluta y se identifica con él. De ahí se deriva el tercer bien celestial: el goce o deleite de Dios. Por tanto, la única actividad posible para el alma es la caridad en el estado pleno (ya no se requiere las demás virtudes, aunque se disponga de ella). No obstante, la felicidad completa, absoluta y total vendrá después de la unificación del cuerpo glorificado y del alma en el Fin de los Tiempos.
Después de toda esta exposición, Vicente de Beauvais concluye la obra instando al rey a llevar una vida digna y de justicia para poder alcanzar tales fines (de los que, presumiblemente, gozaría ya su hijo).
Vicente de Beauvais pertenece a una generación de primeros escolásticos dominicos (anterior a la de Alberto Magno o santo Tomás) y es por ello un enciclopedista más didáctico que especulativo. De ahí que use con profusión las citas y no desarrolle tanto sus ideas propias. En un primer momento, el autor parece más un compilador compulsivo y desordenado que un creador de ideas, pero en realidad Vicente de Beauvais se sitúa en la mejor tradición didáctica del siglo XII y primera mitad del XIII, una época donde se ha dejado ya la didáctica de la lectio y triunfa con fuerza la virtualidad de la quaestio, algo en lo que el bellovaco será un maestro. Si bien en esta obra no recurre tanto a ello, quizá sea por su naturaleza especial de escrito que ofrezca al rey de Francia todos los argumentos posibles que lo conforten ante la pérdida de su hijo.
Sin salirse de la fuerza del texto, Vicente de Beauvais muestra su personalidad propia, busca un orden y se sujeta a método. Su virtualidad radica precisamente en la elección y ordenamiento preciso de las citas que apoyan y dan autoridad a sus ideas. Habitualmente estructuró los capítulos sobre uno o dos textos amplios, entre los que intercalaba textos secundarios para aderezar y dar más fuerza a su discurso.
Esta epístola, lejos de ser un pequeño escrito, supuso una de las consolationes mortis más extensas de la Edad Media. Presenta fragmentos y máximas de las escrituras del estoicismo romano, de los Padres de la Iglesia y de autores medievales. Con ello, la obra no es solo una carta consolatoria sino todo un alegato escatológico y soteriológico. Si no muestra una especial originalidad es quizá por su talante eminentemente pedagógico e instructivo para el fin por el que está escrita la obra. Vicente de Beauvais sustituye en este caso la pedagogía de la sabiduría por la pedagogía consoladora del Espíritu o Gran Consolador, tercera persona de la Santísima Trinidad.
1. Edición príncipe y reediciones antiguas
Se conservan bastantes manuscritos de la obra:
- Biblioteca Batthyaneum (Alba Iulia), Ms. I 114, ff. 1r-47r (año de 1429)
- Biblioteca Batthyaneum (Alba Iulia), Ms. I 137
- Staatsbibliothek (Bamberg), B.VI.2 (Msc. Patr. 154), ff. 1r-35r (siglo XV)
- Öffentliche Bibliothek der Universität (Basilea), B.VIII.15, ff. 61r-86r (ca. 1400)
- Öffentliche Bibliothek der Universität (Basilea), B.VIII.31, ff. 156r-213v (principios del XIV)
- Staatsbibliothek Preußischer Kulturbesitz (Berlín), 308 (siglo XIV)
- Bibliothèque royale (Bruselas), II 943, ff. 2r-45v
- Corpus Christi College (Cambridge), Parker Library, 325, ff. 100r-153r (1325 ante quem)
- Hessische Landes- und Hochschulbibliothek (Darmstadt), 3106, ff. 1r-58r (siglo XV)
- Eton College Library, 119, ff. 183r-201r (siglo XV)
- Biblioteca Medicea Laurenziana (Florencia), Ashburnham 947, ff. 144r-149v (primera mitad del siglo XIV)
- Biblioteca Medicea Laurenziana (Florencia), Plut. 26.17, ff. 1r-42v (siglo XIV)
- Koninklijke Bibliotheek (La Haya), 72 J 53, ff. 85r-114v (mediados del siglo XV)
- British Library (Londres), Add. 38689, ff. 105r-139r (siglo XIV)
- British Library (Londres), Harley 2423, ff. 1r-38v (primer o segundo cuarto del siglo XV)
- Bibliothèque municipale (Lyon), 651 (566), ff. 83v-137r (siglo XV)
- Biblioteca Nacional de España (Madrid), 10254 (olim Plut. II. Lt. N, no 7), ff. 119r-150r (primera mitad del siglo XIV)
- Merton College (Oxford), 110, ff. 327v-359v (primera mitad del siglo XV)
- Bibliothèque de l'Arsenal (París), 1032, ff. 117r-139r (siglo XIV)
- Bibliothèque Nationale de France (París), lat. 16390, ff. 15r-54v (siglo XIV)
- Bibliothèque Nationale de France (París), lat. 18124, ff. 1r-78v (siglo XIV)
- Bibliothèque Nationale de France (París), nouv. acq. lat. 1469, ff. 2r-60v (siglo XIII)
- Bibliothèque municipale (Rouen), 658 (O.51), ff. 1r-60r (siglo XV)
- Bibliothèque municipale (Rouen(, 659 (O.48), ff. 1r-41r (siglo XIII)
- Biblioteca Universitaria (Salamanca), 2001, ff. 1r-112v (siglo XIV)
- Carolinabiblioteket (Uppsala), C-616, ff. 71v-100r (ca. 1383)
- Biblioteca de la Catedral de Valencia, Núm. 296, ff. 1r-15v (siglo XV)
- Biblioteca Apostolica Vaticana, Vat. lat. 819, ff. 1r-55v (ca. 1300)
- Biblioteca Queriniana (Brescia), A. VII. 26, ff. 71r-110v (siglo XV)
La obra se imprimió en Rostock por los fratres Domus Horti Viridis en 1477 y en Basilea en 1481 por Johannes Amberbarch.
2. Localización ediciones impresas y ediciones electrónicas
Von Moos, P., “Die Trostschrift des Vincenz von Beauvais für Ludwig IX. Vorstudie zur Motiv- und Gattungsgeschichte der «Consolatio»” en Mittellateinisches Jahrbuch, nº 4 (1967), pp. 173-218. (sólo se editan y traducen los tres primeros capítulos)